Flan vegano de avena
Relacionar el comer sano con privación no me busta. Separar la belleza de otras cualidades, tampoco.
Lo mejor que podemos hacer cuando encontramos un alimento nuevo, es conocerlo a fondo y ver si es para nosotros. Hete aquí el agar agar.
Tal vez porque se produce acá a la vuelta de mi casa, siempre me resultó familiar y no había notado que no todo el mundo lo consume. Por eso hoy les voy a contar qué es, para qué lo uso y qué propiedades tiene, así se sienten más cómodos incorporándolo a sus recetas.
El agar agar es un gelificante que se obtiene a partir del alga Gelidium sesquipedale, un alga roja que se recolecta en gran parte de las costas argentinas (además de otros lugares del mundo). Donde yo vivo, #chubut , es uno de los principales puntos de recolección. Estas algas, una vez secadas al sol y procesadas, se convierten en un polvo blanco traslúcido que no agrega ni color ni sabor a la comida y que tiene un alto poder de gelificación y solidificación. Es diez veces más potente que las gelatinas vegetales y se comporta de una forma mucho más noble porque solidifica por encima de los 40°. Es decir, si en un día de verano llevamos la gelatina de frutas hecha con agar agar al sol, comenzaría a derretirse recién después de los 40°. Very útil, ¿no?
A diferencia de las gelatinas animales, el agar agar es muy beneficioso para nuestra salud porque tiene un 95% de fibra soluble. Entre otras propiedades, ayuda a combatir el estreñimiento, causa saciedad y es muy útil para las personas mayores que tienen dificultades para deglutir.
Ya saben que no me gusta hablar de lo que no manejo, pero les recomiendo mucho leer artículos de publicaciones médicas especializadas y aprender sobre los nutrientes y otros beneficios para la salud, sobre todo en relación con el hipotiroidismo, el colesterol elevado y el sobrepeso. Lean también sobre la dieta Kanten.
Se puede incorporar a cualquier líquido al que querramos darle más consistencia: sopas, salsas, dulces, mermeladas, purés, patés, mousses, bavarois, en fin, tutti. Con sólo procesar una fruta y añadirle agar agar, tenemos gelatinas de frutas naturales, deliciosas y libres de todo mal.
Es reemplazo de la gelatina de origen animal, de distintas féculas y hasta de la harina de trigo en distintas preparaciones. Muchas personas lo consideran un #superalimento.
Para activar su efecto gelificante es necesario diluir el agar agar en agua hirviendo o agregarlo a la comida. Debe superar los 98°. Una vez activado, lo mezclan con el alimento que deseen y al enfriarse quedará sólido (esto va a depender de la cantidad que utilicen) o cremoso, según lo deseen.
Para que empiecen a practicar, les dejo una gelatina clásica de frutas ideal para tooooodo el mundo.
La cantidad de agar agar que debe agregarse a un líquido va a depender del pH del alimento, de la temperatura y de la consistencia final que estemos buscando. Más allá de esto, como una medida general, se considera que para lograr una textura firme, que se pueda cortar con un cuchillo, necesitamos entre 15 y 20g por litro. Para obtener texturas cremosas como crema pastelera, salsas o helados, con usar entre 6 y 10g por litro, estamos fantástico.
5 minutos
4 tazas de frutos rojos frescos o congelados
3/4 sobres de stevia o 1/2 taza de azúcar (esto es muy a gusto)
1/2 taza de agua filtrada
3 cdtas de té de agar agar
1. Colocar en la licuadora/procesadora/minipymer las frutas, el endulzante y el agua. Procesar hasta que esté homogéneo y suave.
2. En una compotera colocar el agar agar y agregar un chorrito de agua hirviendo. Revolver con una cuchara hasta que se haya diluido por completo.
3. Agregar el agar agar al licuado de frutas y mezclar muy bien.
4. Servir el licuado de frutas en compoteras individuales o en una budinera y dejar enfriar por completo antes de servir.
Como consejo de vida, en la cocina y fuera de ella, nunca se queden con la duda sobre cosas que no conocen. Sean curiosos, investigadores, utilicen distintas fuentes. Hay un mundo entero por descubrir y si no salen a buscar, se lo van a perder. Les leo.
Relacionar el comer sano con privación no me busta. Separar la belleza de otras cualidades, tampoco.
Un buen frasco de galletas es una máxima en cualquier casa. Tanto para armar un postre de emergencia, para compartir con una visita inesperada, o para zafar de un antojo nocturno.