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Hay algunos empaques que son de tan buena calid...
Seguro ya los están consumiendo porque los probióticos son parte de las dietas de todas las culturas en muchas formas. Hoy le damos un poquito de contexto para poder decidir qué es lo mejor para nosotros, como siempre.
Juntémonos alrededor del fuego virtual a llorar por lo rápido que va el mundo y nosotros todavía aprendiendo el pasito de “dale a tu cuerpo alegría, Macarena.”
¿Ustedes también tienen esa sensación de que están “atrasados” respecto a temas de salud y alimentación? ¿Sienten que se les escapan de las manos prácticas o términos que circulan por todos lados? Relax. Creo que muchos nos sentimos un poco confundidos porque en estos últimos tiempos pasamos de consumir lo que sea sin dudar a llevar una lupa en la cartera para leer las etiquetas. El término probióticos es uno de los que empezamos a ver en los envases de algunos productos como yogures, leches, tés y otras bebidas, y está muy relacionado con los temas de salud gastrointestinal. Así que hoy vamos a ver si tachamos este término de la lista, al menos.
Primero lo primero, los probióticos son “microorganismos vivos que, cuando son suministrados en cantidades adecuadas, promueven beneficios en la salud del organismo hospedador”, según la OMS. Por organismos vivos nos referimos principalmente a bacterias y levaduras que actúan sobre el aparato digestivo protegiéndolo de organismos nocivos y optimizando su función. Seguro conocen algunos como los lactobacilos, bacilos, estreptococos, enterococos y todos sus familiares. ¿Se acuerdan del yogur con lactobacillus gg? Bueno, eso.
Los probióticos tienen relación estrecha con la salud de la microbiota y por eso sus beneficios son innumerables: ayudan a combatir la depresión, hipercolesterolemia, acné, enfermedades inflamatorias intestinales, dermatitis, estados alérgicos estacionales, entre otros. Ya quieren comerse unos cuantos lactobacilos, lo sé.
Los probióticos están presentes en una serie de alimentos que se consumen desde épocas ancestrales como los yogures, quesos, kéfir, kombucha, miso, chucrut, kimchi, tepache, etc. Como verán son todos productos que gracias a la acción de estas bacterias, fermentan y se convierten en algo deli y saludable. ¿Cuál es la contra? Que no se puede medir ni clasificar las colonias de microorganismos presentes y si estamos en un tratamiento es difícil aplicarlos de forma terapéutica. Aún así, siempre es una buena idea consumirlos a diario como parte de nuestra dieta normal.
En caso de estar atravesando dificultades en su salud gastrointestinal, es probable que su médico les recomiende suplementos probióticos específicos donde los tipos de bacterias, la cantidad y combinación son seleccionados con fines específicos. Siempre va a requerir una incorporación gradual y la toma de consciencia del efecto sobre el cuerpo. Como les digo todo el tiempo, cada uno responde diferente y la alimentación es una parte más del camino de autoconocimiento.
Una cosita más… los probióticos son estos bichinguis del bien que requieren de un ambiente copado para vivir y hacer comunidades. Para que eso pase, necesitamos prebióticos. Ja! Siempre hay algo más. Los prebióticos son componentes no digeribles que promueven el crecimiento selectivo de bacterias, regulan el ph para evitar la proliferación de patógenos, son resistentes a la acidez gástrica y potencian el sistema inmune. Las bananas, los espárragos, el salvado, el ajo, la cebolla, los alcauciles y las berenjenas son algunos de los alimentos altos en prebióticos que pueden tener más a mano. Resumen, coman lindo y todo se va a acomodar.
A lo nuestro. En este link van a encontrar la receta de las gaseosas probióticas que son un lugar delicioso y divertido donde empezar a experimentar.
Referencias bibliográficas
Raele, Florencia. “Medicina ancestral y epigenética”. Todo sobre biohacking, microbiota, estrés y toxinas. Planeta.